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Escrito por: 4Life Research Fecha de publicación: Marzo 2024
¿Alguna vez has pensado: "A este día le faltan horas para poder terminar todo lo que tengo por hacer?"
Y es que el ritmo frenético de nuestros días es un reto y casi imposible de parar: desde los horarios y agendas de nuestro trabajo, vida personal, pareja, cuidado de los hijos, nuestros mayores, tareas varias y que nos agotan…
Pensemos en que nuestro cuerpo tiene una armadura, la cual estando en buen estado nos permite afrontar todas esas tareas y tener la energía que necesitamos para batallar cada día.
Pero, ¿qué pasa si no cuidamos esta armadura? Pues que debido al estrés, tensiones, o diferentes agentes y factores externos podrían acabar por resquebrajarla, corriendo el riesgo de que nos ganen la batalla, por eso debemos prestar atención en el cuidado de nuestro cuerpo por dentro y por fuera.
Nuestro sistema inmunitario es una red interactiva compleja dentro del cuerpo que consiste en células, tejidos, órganos y moléculas móviles biológicamente activas (anticuerpos, inmunoglobulinas, etc.) los cuales de manera conjunta protegen el cuerpo contra virus, bacterias, hongos y sustancias extrañas, asegurando así un orden de funcionamiento óptimo de nuestro organismo.
El sistema inmunitario funciona identificando estos patógenos potenciales, neutralizándolos para volverlos inofensivos, y luego eliminándolos del cuerpo.
En el momento que nuestro cuerpo percibe una amenaza, ya sea externa o incluso interna, sentiremos casi de manera inmediata que algo no está funcionando bien. Gracias a todas estas funciones, el sistema inmunitario reconoce, reacciona y recuerda las diferentes amenazas.
Aquí tienes los "8 mandamientos" que debes seguir para ayudar a tu sistema inmunitario y que sea tu mejor aliado en todo lo que te propongas:
Dormir adecuadamente es fundamental para gozar de un buen sistema inmunitario. El sueño permite que el sistema inmunitario haga su trabajo mientras el cuerpo descansa. La falta de sueño no solo puede provocar fatiga. También puede hacer que el sistema inmunitario sea menos eficaz.
Es muy importante consumir mucha fruta y verdura, ya que por lo general estos alimentos son ricos en vitamina A, ácido fólico, selenio y zinc.
Estos cuatro nutrientes contribuyen al funcionamiento normal del sistema inmunitario..
El ejercicio es fundamental para tener un sistema inmunitario sano. No solo contribuye a tu salud física, sino que también puede reducir el estrés mental e incluso mejorar la calidad del sueño.
Practicar ejercicio moderado es una excelente manera de apoyar el correcto funcionamiento del sistema inmunitario.
Hacer ejercicio es importante, pero el descanso posterior también lo es.
Dale a tu cuerpo suficiente tiempo para recuperarse después de una sesión intensa de ejercicio con un día de descanso y evita el exceso de ejercicio, ya que puede agotarte y debilitar tu sistema inmunitario.
No es ningún secreto que los virus son contagiosos. Evita el contacto estrecho con personas enfermas o que hayan estado expuestas a enfermedades.
A veces no es fácil obtener todos los nutrientes necesarios a partir de los alimentos.
Un complemento multivitamínico diario o de apoyo al sistema inmunitario puede ayudarte a alcanzar los requisitos diarios de vitaminas necesarios para gozar de un sistema inmunitario saludable.
El estrés mental puede afectar a tu sistema inmunitario a nivel biológico. Tu reacción física al estrés puede afectar al funcionamiento normal de tu sistema inmunitario.
Reduce el estrés para ayudar a tu sistema inmunitario.
la vitamina D es un componente clave para el buen funcionamiento del sistema inmunitario.
¿Buscas una buena fuente de sol? ¡Solo tienes que salir a la calle!
Dependiendo de la época del año, tomar el sol de 5 a 30 minutos al día puede ayudar a sintetizar la vitamina D. Durante los meses con menos horas de sol, puedes suplementar tu dieta con vitamina D.
Por último, no olvides que los factores de transferencia son un potente aliado para maximizar esta ayuda y reforzar tu sistema inmunitario.
Los factores de transferencia se obtienen del calostro de mamíferos y de la yema de huevo, y sirven para reforzar nuestro bienestar general.
Una forma sencilla de entender el concepto es pensar en la leche materna, que, además de los nutrientes, contiene una gran cantidad de factores de transferencia que garantizan el bienestar de los recién nacidos.
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